Mis querido lectores, este último tiempo estoy totalmente ocupada en la adaptación y edición de mi nuevo libro «Los cantos de Rusalka«. Este libro es totalmente diferente  mis otros libros. El primero  («Brotes pisoteados«) trata de política juvenil,  la “expropiación” de los jóvenes menores por parte de las agencias del gobierno bajo consignas revolucionarias, socialistas, fascistas,  el segundo («Prolegómenos al libro «Carne«) dedicado a muchos problemas: la industria para adultos, las ideas destructivas, las filosofías del Mercado, de la Libertad, de la Propiedad y del Individuo, las instituciones de la economía negra, el estatismo, la filosofía de los derechos naturales orgánicos de los individuos, a diferencia de los conceptos de izquierda del “colectivismo de minorías”,  y ahora mi tercer libro («Los cantos de Rusalka») será en otro estilo literario.

Dibujo de Iván Bilibin «Rusalka» (mitología rusa)

“Los cantos de Rusalka” es un libro literario de ficción. Lo concebí como una colección de ensayos y cuentos que combinan tradición literaria rusa, la mitología eslava, los arquetipos rusos, cultura underground (nota 1),  chernukha (nota 2) y en parte también, realismo mágico.

Está dedicado en gran parte a la experiencia de mi niñez, repensado en la tradición rusa de la “literatura de la desesperación” y el viento loco de libertad de los años 90 en Rusia. Algunos de mis lectores rusos, definen el género en que está escrito como “texto-heroína ruso” y   “yeltsinismo mágico”(nota 3).

Algunos cuentos hablan de la famosa melancolía rusa, multiplicada por la conflagración, el invierno sin fin, la nostalgia por la atemporalidad, la libertad, y el encanto de los vientos de plaga que soplan a través del dormido continente euroasiático.

El audio del cuento «El horno ruso» leído en programa “Quiero a mi país” por mi amigo Edilson Villa:

“El horno ruso”

Una vez, en una calle familiar de un pueblo que conocía muy bien, hubo un gran incendio. Fuertísimo. Comenzó con el viejo baño ruso y luego se extendió a las instalaciones para el ganado, que de inmediato consumieron el heno y las construcciones de madera y unos minutos más tarde la casa se incendió. Era una mañana del dos de enero, las personas no habían terminado sus vacaciones de Año Nuevo y nadie se dio cuenta del incendio que se produjo en las afueras de la aldea… Hasta entonces los residentes de esta casa corrieron a la calle con gritos salvajes, tosiendo y chamuscados.

Al día siguiente llegamos nosotros, los niños, al lugar donde había ocurrido esta conflagración. Teníamos curiosidad por ver, tocar, inhalar y respirar el pasado de alguien que está quemado y escuchar el silencio. Ese silencio especial que ocurre en los incendios, mataderos abandonados y cementerios que nadie visita.

Donde estaba la casa, solo quedó el horno. Es extraño cuando solo queda un horno en la calle. Pensé en los cuentos de hadas rusos, donde Iván el tonto (nota4) se movía sobre un horno. En este momento dejé de percibir a las hadas rusas con inocencia infantil. Los cuentos de hadas constituyen percepciones en sí mismos, hasta que dejo de pensar en su significado. Cuando reflexiono que ellos se convertirán en un grimorio (nota5).

Veo los sueños en los que, en el medio de un campo cubierto de nieve, están cubiertos de hollín los hornos negros. Son muchos y cada uno de ellos quiere contarme su propia verdad. No sé qué puedo hacer con ellos, andar entre ellos, los toco y mis manos se ennegrecen y yo astillo mis uñas, tratando de limpiarlos ¡y me despierto! por el dolor punzante en mis dedos. Probablemente, así podía pasar mucho tiempo entre los hornos carbonizados, de pie entre el campo, cubiertos de nieve. Los hornos son como los ydburds (Nota6), que no han encontrado su calma. Tal vez sería posible tratar de darles un poco de tranquilidad a ellos, pero no sé cómo. Traté de subirme a ellos, pero esta vez no se van a mover… ellos sólo continuaran triste y calladamente, de pie, en medio del silencio blanco. Me subí en el interior de uno de ellos, inhalé su humo y su hollín, y  quedé allí, enterrada y tranquila, pero esto no dio resultados.

Estos sueños nunca dejaron de visitarme. Los hornos… – negros, tiznados, sucios, de pie, en los incendios,  en el centro de la nieve blanca… hasta el horizonte.

Notas:

1) Cultura underground es un término de origen inglés con el que se designa a los movimientos contraculturales que se consideran alternativos, paralelos, contrarios, o ajenos a la cultura oficial (o sea a la cultura principal, en inglés el mainstream)

2) Chernukha (ruso: “чернуха”, inglés: “black stuff”) es un término de origen ruso del argot popularizado a finales de 1980, que se utiliza para describir una tendencia a la negatividad implacable y pesimismo tanto en las artes y en los medios de comunicación.

3) Yeltsinismo mágico. Yeltsin fue primer presidente demócrata ruso después de 70 años de régimen soviético. Era una figura culta en Rusia, un símbolo de época, fue encarnación de los arquetipos rusos.

4) Iván el tonto (ruso: Иван-дурак) – es uno de los héroes más populares de los cuentos de hadas rusos. Encarna una estrategia especial  de hadas que emana de los postulados no estándar de la razón práctica sino se basa en la búsqueda de sus propias soluciones, a menudo contradictorias al sentido común, pero que  en última instancia llevan al éxito.

5) Grimorio – es un tipo de libro de conocimiento mágico europeo, generalmente datado desde mediados de la Baja Edad Media. Tales libros contienen correspondencias astrológicas, listas de ángeles y demonios, instrucciones para aquelarres, lanzar encantamientos y hechizos, mezclar medicamentos, invocar entidades sobrenaturales y fabricar talismanes.

6) Ydburd (sueco. Myling, rus. Утбурд) — son los espíritus malignos de los bebés que dejaron por muertos  en la mitología nórdica. Los noruegos tienen la costumbre: deshacerse de los bebés enfermos o nacidos con deformidades físicas, enterrándolos en la nieve. De la misma forma en que se eliminan a menudo los bebés nacidos fuera del matrimonio. A veces el alma del bebé de vuelta como un fantasma – ydburd para vengarse de personas vivas en el primer lugar a su madre.