Nacida en San Petersburgo, como periodista se infiltró en burdeles de Europa durante ocho años para investigar el tráfico de personas; en 2013 se instaló en la Argentina y colabora como voluntaria para desbaratar maniobras de explotación sexual de mujeres»
“Muchas veces, quienes pueden pervertir a niñas, niños y jóvenes están dentro de nuestras propias familias, bastante más cerca de lo que creemos o tenemos conciencia”, advierte Kitty Sanders, periodista y escritora especializada en investigación de casos relacionados con la trata y el tráfico de personas.
Nacida en San Petersburgo hace 35 años y nacionalizada argentina, afirma: “Llegué a este querido país por primera vez en 2010, y regresé tres años después para continuar mi investigación. Me atrajo por la buena predisposición de la gente. Cuando me acercaba a los burdeles, las mujeres que trabajaban allí me demostraron su valentía para denunciar a los proxenetas. Querían salir de esos antros, confiaron en mí, se arriesgaron, y eso me conmovió, no me pasó en otros lugares del mundo. Y mirá que recorrí muchos, eh”, describe, en charla con LA NACION, en el contexto del Día Mundial contra la Trata de Personas, que se conmemoró el 30 de julio.
Su compromiso con el tema de la explotación sexual comenzó cuando decidió estudiar periodismo y le propuso al profesor realizar un informe sobre el tema. Recibió como respuesta que mejor se metiera con cuestiones más “livianas”. Eso en lugar de darle temor potenció aún más sus intenciones. Empezó a concurrir a cabarets para hacer contacto con prostitutas y que le contaran sus historias.
Como se dio cuenta de que obtenía escasos resultados porque las mujeres desconfiaban, ya que no era “una par”, decidió ser una más de ellas y, así, tener acceso a ese ambiente del crimen. Se mantuvo durante ocho años trabajando en burdeles de Europa donde los proxenetas decidían trasladarla en forma permanente de un sitio a otro, siempre sometida y bajo amenazas de muerte. Finalmente pudo escapar de Rusia y, luego, de Ucrania en el baúl de un auto, perseguida por la mafia que pedía su cabeza luego de que hubiese denunciado a sus integrantes, que se dedicaban a secuestrar, someter y explotar chicas como negocio. “A partir de ahí nunca más tuve miedo, sí asco por los proxenetas y traficantes”, asegura.
Huyendo, llegó a América latina. Primero, a Brasil, después pasó por Chile y otros países de la región. En la Argentina potenció sus investigaciones, incluyendo víctimas menores de edad, sometidas no solo a comercio de tipo sexual, sino también al tráfico de órganos, dice.
“Me afinqué acá hace diez años y terminé haciéndome ciudadana de esta hermosa Argentina en la que encontré mi lugar para trabajar –describe la periodista de 35 años, y agrega–: “Antes también estuve en Guatemala, Perú, Colombia, República Dominicana y México. Se repite ‘por arriba’ que el tema del tráfico de personas afecta a todos los países; parece un título de una nota y queda ahí. Yo sostengo que afecta a cada familia y que debemos estar más que alertas, en especial con chicas, chicos y jóvenes, que son los más pretendidos a nivel mundial, no solo para prostituirlos, sino también para vender sus órganos. Muchos subestiman el tema y dicen ‘eso solo pasa en México y en lugares marginales de Europa’. Les respondo que precisamente muchos pedófilos, pederastas y traficantes de órganos viajan de Europa a Sudamérica para concretar sus propósitos”.
Amplía: “Dediqué casi una década a estar encubierta en redes de trata, sé de lo que hablo. Investigué en Rusia, Ucrania, Francia, Alemania, Inglaterra y los países que te nombré de estas latitudes. Todos tienen gente del hampa, peligrosa; siempre hay que estar en guardia con ellos. Me encontré con más gente buena que mala en mi vida y mi trabajo. El problema es que los malos son más inquietos y no paran un minuto de pensar en cómo hacer daño”.
Claves de la captación
Como investigadora, Sanders cuenta su experiencia en la Argentina: “Soy voluntaria, me aceptan porque tengo información precisa, calificada. Me ofrecieron ser parte de alguna fuerza, pero preferí que no, porque tendría límites. Y si los afectados no te ven como un par, desconfían y no te dan información. Muchas veces me piden de comisarías que hable con chicas prostituidas para así llegar a los proxenetas. Generalmente coinciden en sus testimonios: ‘Si hablamos nos matan o desaparecen a nuestras familias’. Lo que sí es muy positivo es que la Argentina tenga una ley contra la trata de personas desde 2008, porque así las víctimas tienen acceso a recibir asesoramiento, asistencia, representación, protección, acceso a la Justicia. No hay que ser indiferente, al que no le pasa quizás no le importe, pero cuidado, que a cualquiera le puede suceder. Viajo a las provincias para hablar con los jóvenes y alertarlos de este flagelo que hoy se combina con redes sociales y puede convertirse en una trampa mortal”, advierte.
Kitty insiste con que los padres, amigos y personas de confianza deben estar muy alertas acerca de con quiénes tienen contacto tanto chicas como chicos: “Cuidado con las agencias de modelos, que muchas veces son solo fachadas. Los tientan ofreciéndoles books de fotos, les prometen mejorar sus vidas a corto plazo, van a la carga con el discurso de que se sientan libres y no dependan de sus padres, los seducen con contratos que nunca se cumplen. Esto continúa con el suministro de droga, les hacen videos e imágenes provocativas, desnudos y luego los chantajean. Como a los jóvenes les agarra miedo y culpa acceden a viajar, y cuando se enteran sus familias ya es tarde. Varias veces rescatamos chicos y chicas que ya estaban en el Aeropuerto de Ezeiza, a punto de partir”, explica.
Como reconocida experta en estos temas, el 23 de setiembre de 2022 Kitty Sanders habló en el Senado de la Nación en el Primer Conversatorio Internacional “Fortaleciendo Lazos de Prevención contra la Trata y el Tráfico de Personas”, realizado en conmemoración del Día Internacional contra el Tráfico de Mujeres y la Explotación Sexual de Niños, Niñas y Adolescentes: “Fue un honor para mí, como me ocurrió en 2019 cuando mi libro “Prolegómenos al libro Carne” [lleva tres escritos] fue oficialmente declarado de Interés Social por mi trabajo realizado en la lucha contra la esclavitud sexual, a través del diputado Daniel Del Sol en la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires”.
Hoy, la periodista recorre las provincias dando charlas de concientización y prevención en escuelas, municipalidades, pueblos originarios y fuerzas de seguridad, como la Policía Federal y la Gendarmería. “Tengo muchos voluntarios que me acompañan, psicólogos, abogados, estudiantes, médicos. Cuando ayudamos a rescatar chicas damos asistencia psicológica y refugio. Por ejemplo, tengo abuelas que las reciben en varios lugares del país. La red se llama Trata Zero Tolerancia. Los vecinos me pasan información y doy aviso a personas de confianza de la policía o la Gendarmería. Recorro barrios como la villa 31, la 1-11-14. Los proxenetas se van cambiando de lugar. Las víctimas son cada día más chicas. Durante un año rescatamos muchas que dieron testimonios que sirvieron para desbaratar bandas. Lo que sucede es que, por terror, gran parte no habla y se pierde todo el esfuerzo. Tienen pánico de que ataquen a sus familias”.
Derribando mitos
A medida que avanza en las descripciones, Sanders explica que hay varios mitos instalados que se repiten en la temática del tráfico de personas: “Uno es que los proxenetas en su mayoría son hombres y no es así. Las redes de trata tienen una estructura piramidal: en la parte de abajo trabajan mujeres y en la cima sí están los hombres. Las que reclutan son chicas, en especial en los boliches; muchas son adolescentes, para generar confianza entre pares. Les hablan de tener libertad, dinero, les venden un mundo que nunca van a conocer porque, luego las prostituyen. Les dicen que van a ser libres y las convierten en esclavas. Las tienen amenazadas. Y a la vez siempre les dan esperanzas. Las reclutadoras son cada vez más jóvenes. Yo digo que el o la proxeneta no tiene género: solo respeta su código mafioso”.
Otro mito que, según Kitty, las mafias de trata de personas buscan que se repita para desmoralizar es eso de “todos son corruptos, no vale la pena denunciar”. Al respecto, aclara: “Si bien los que desvían y perjudican están, también hay mucha gente buena que combate esto en las fuerzas de seguridad. Existen personas que pagan el combustible de su bolsillo para trabajar contra los proxenetas, doy fe. No hay que olvidar que está la línea gratuita 145 que funciona las 24 horas para recibir información, solicitar asistencia y denunciar casos de trata y explotación de personas, también de forma anónima”.
Más acerca de este tema: “Otra habladuría que se repite es que la mayoría de las víctimas son mujeres. Hoy a los proxenetas les da lo mismo. Lo que les importa es su inmadurez, cuanto más jóvenes mejor, no solo para prostituirlas, sino para utilizarlas como ‘mulas’ para que transporten drogas dentro de su cuerpo”, relata Sanders y lanza un mensaje de prevención acerca de las redes sociales: “¡Cuidado!. No publiquen fotos con niños en sus hogares porque hacen geolocalización y descubren dónde viven. No los expongan. No digan dónde están. Tengan en cuenta que se debe respetar la privacidad de los chicos. Los perversos analizan a fondo los textos para dar con los niños”.
Volviendo a la frase que da inicio a esta nota, Kitty busca prevenir: “No se deben dar concesiones cuando hay menores de por medio. Los malos pueden estar en cualquier familia, no se debe pensar que solo van a venir de afuera. ¡Atención!: hay padres que vendieron a sus hijos a proxenetas sin que la madre lo supiera. En pueblos alejados y olvidados eso se da mucho más. Otro detalle que deben detectar las mujeres antes de que sea tarde: cuando los hombres se les acercan, las seducen, pero lo que buscan es ir por sus hijos. Ellos no tienen por qué compartir sus vidas con un desconocido que los puede poner en peligro. Nunca olvidar que los proxenetas y traficantes son encantadores de serpientes que se mueven como nadie en el terreno de las sombras y el engaño”.