En el famoso diario español «El País» publicaron un gran material sobre las temáticas de delito de trata de personas, esclavitud y prostitución, donde dicen mucho sobre mis actividades.
También hay información sobre una persona del grupo criminal que me amenazó y trató de causar un daño grave por mis actividades contra el delito de trata de personas. Como resultado, mi nueva investigación muy importante que quería hacer fue arruinada, que consistiría en mi infiltración anónima en las cárceles de mujeres en Argentina durante 9 a 12 meses para estudiar la situación desde adentro hasta al fondo. Contaré más en mi cuarto libro, pero los enlaces brindan algunos detalles:
Entrevista para recurso «TESTIGOS CULTURALES»
Entrevista para recurso «EsseGe Producciones»
Entrevista de policía «Una investigación valiente y profesional»
Parte del articulo de Ángel Sastre sobre mi:
Infiltrada en las mafias
La gente entrena diversos deportes en el parque Centenario. Un mástil sin bandera marchito asiste a la escena. Con la luna alta, de entre los árboles, aparece una mujer de ojos azules, tez blanca, media cabeza rapada, la otra media con coleta lila. Kitty Sanders empezó a infiltrase en las mafias de trata cuando tenía 22 años y estudiaba Periodismo en San Petersburgo. Durante ocho años estuvo metida en los peores “prostíbulos” del Este, Rusia; Europa, principalmente, para después pasar a América Latina. Su objetivo era recabar información recogida en obras como la titulada Prolegómenos al libro Carne, y además, rescatar a mujeres. Le costó caro: violaciones, agresiones… Y su cabeza tiene precio.
Ahora persigue a un proxeneta finlandés, Igor, un profesor que fuerza a jóvenes cuando viaja y luego las extorsiona, subastando información a las mafias. Es su próxima “presa”. “La trenza colorida que llevo y los signos marcados eran los mismos que las mujeres vikingas de herencia rusa, denominadas rus, se realizaban cuando eran guerreras. También cazo animales, proxenetas”, manifiesta.
Por las noches recorre las diversas “zonas calientes”, como los barrios de Once o Flores. Hoy toca Constitución. Se coloca una peluca y habla con las chicas. Las mujeres se colocan por esquinas, cada calle tiene su dueño y su precio. Parece que la única presencia masculina son los clientes, pero los proxenetas observan resguardados en alguna ventana o coche. Pronto un joven de sudadera roja silba, la señala, llega otro compañero grandote. Hora de irse. “Con la pandemia y las nuevas leyes cerraron muchos prostíbulos, pero muchos continúan de forma oculta”, cuenta. ¿Pero cuántos hay? ¿Cuántas mujeres siguen atrapadas?
(… ) el resto del articulo puedes leer en el diario.
https://elpais.com/planeta-futuro/2021-05-18/un-ejercito-de-mujeres-para-combatir-la-trata.html