“Las paraguayas son muy explotadas por ser dóciles”

Kitty Sanders es una especialista ruso-argentina en casos de trata de personas, reconocida por su labor de rescate de mujeres de las redes mafiosas de tráfico en Europa y América Latina. En esta entrevista, asegura que en el fondo es una lucha contra las nuevas formas de esclavitud en la cual la carne paraguaya es una de las más apetecidas. “Las paraguayas son muy lindas” y muy explotadas por ser dóciles, dice, y cuenta el modus operandi del engaño.

POR ENTREVISTA DE HUGO RUIZ OLAZAR

 

–¿Cómo se involucró en este tema de rescatar mujeres de estas redes mafiosas?

–Ya tengo tres libros publicados sobre el tema de trata y tráfico de personas. Uno es un best seller (“Prolegómenos al libro: Carne”). Es una experiencia única de alguien que estudió. Soy de San Petersburgo. Hice periodismo en la universidad y elegí para mi tesis hacer una investigación sobre la trata de personas. El profesor me dijo: “Hacé algo más light” pero sin querer me fui metiendo cada vez más porque las chicas no te cuentan la verdad. Me metí, me infiltré y al final pasé ocho años entre ellas. Sufrí lo indecible en Rusia, Ucrania. Fui maltratada, abusada, encerrada en el baúl de un coche… En fin, tuve que cambiar de look infinidad de veces para no ser reconocida: pelo largo, corto, rapado, hoy uso unas trenzas a la usanza de la tradición vikinga. Muchos rusos somos descendientes de vikingos. Así es como me conocen hoy. Es larga la historia… (sonríe). He recorrido varios países de América y hoy resido en Argentina donde me dedico a capacitar a la Policía y dar charlas y conferencias. Es así que ya hemos tenido bastante éxito en el rescate de adolescentes y de chicas de los burdeles. Hay muchas paraguayas y eso me hizo fijar también en Paraguay.

 

–Usted tuvo experiencia con el rescate de paraguayas en la Argentina…

–Hemos rescatado paraguayas que fueron obligadas a prostituirse en Iquique (Chile). Las zonas francas son lugares peligrosos. Tres de ellas viajaron porque pensaron que podían ganar dinero rápido y fácil. Al llegar, les sacaron sus documentos, las golpearon y las obligaron a prostituirse bajo amenaza de muerte. Una de ellas tuvo un bebé. Le sacaron el bebé y le extorsionaron. Amenazaron con matar al bebé si se animaba a denunciar a la embajada, al consulado o si avisaba a la Policía. En Argentina también rescatamos paraguayas de distintos burdeles. En algunos casos, las chicas no quieren ya volver a sus casas de origen por vergüenza de sus padres y familiares. No quieren ver la reacción de su papá o de su mamá. Es un problema sicológico. Mi trabajo es ayudarlas y encauzarlas. Yo no cobro por eso. Es mi tesis.

 

–¿Por qué tantas paraguayas?

–Y las paraguayas son muy explotadas porque son muy dóciles y son muy lindas. Las utilizan mucho en Argentina y en Europa. Quedé en contacto con varias de ellas. La mayoría no quiere tener ninguna relación con personas que la atan a su pasado. No quieren ni acordarse.

 

–¿Qué tienen las paraguayas?

–Son lindas. Es la verdad, y tienen un corazón muy lindo.

 

–Ingenuas, confianzudas…

–A mí me da mucha pena que estas personas tan malas utilicen a personas de tan buen corazón que salen de su hogar para ayudar a su familia. Se van sin saber el triste destino que les espera. Me da mucha bronca (indignación). Se las trata y golpea como a un perro de la calle. Pero vamos a ver si estos inescrupulosos se animan a patear a un pitbull. Esa creo que soy yo. Yo los enfrento, por eso me amenazan. Les pateo el negocio y eso no les gusta. Yo no pensaba dedicar mi vida a esto pero lo hago. La vida es así. Dios eligió dónde me tenía que mover y aquí estoy.

 

–¿Cómo es el modus operandi de estas organizaciones mafiosas…?

–Por ejemplo, sacan un aviso por Facebook, o Instagram o Whatsapp. “Se necesita niñera en Buenos Aires” y dice: “Se paga cincuenta mil pesos (4.300.000 guaraníes). Ninguna niñera cobra tanto porque nadie va a pagar eso. Ellas salen de su casa y van ilusionadas en cambiar de vida y se encuentran con la dura realidad. Los proxenetas las esperan y las llevan a un lugar donde no pueden tener contacto con nadie, ni con sus familiares o amigos.

 

–Dentro del escenario internacional, ¿que nivel ocupa el tráfico de paraguayas?

–La mayoría de las víctimas son mexicanas, después vienen las brasileñas y colombianas; después vienen las argentinas y ya inmediatamente las paraguayas. No están en primera fila pero imagínese, está entre las siete nacionalidades más buscadas… También hay muchachitos. Son muy requeridos en Europa.

 

–¿Cómo se las recluta normalmente? En Paraguay, por ejemplo…

–Por ejemplo, de España vuelve una chica, una proxeneta. Puede tener 20 años. Se acerca a sus amiguitas. Les dice: “Estoy volviendo de España con plata. Ahora le voy a comprar una casa a mi vieja”. Les convence. “Vamos a España a trabajar como modelos. Yo pago el pasaje y dentro de un mes, me devolvés, porque vas a ganar mucho dinero”. Se hacen de pasaporte. Llegan a España y de España, ilegalmente se las traslada a otros países. El destino tradicional es Francia. Puede ser Alemania, Hungría, Bélgica o cualquier país… La red de trata tiene su mapa. Se las distribuye donde haga falta. Cruza la frontera con la misma foto pero con otro nombre, otra edad. Si tiene 15 años se le da un documento donde dice que tiene 18. Es un negocio muy grande que está conectado con la industria de los documentos falsos. Siempre hay uno o más corruptos en el personal que otorga los documentos.

 

–Hace poco en Paraguay tuvimos el caso del jugador Ronaldinho de Brasil, preso seis meses por portar documentos paraguayos truchos…

–Sí, me enteré de lo que pasó con el exjugador brasileño. Cuando uno cruza con documento trucho a otro país es automáticamente un ilegal. No se puede acercar ni a las embajadas ni al consulado. Entonces el proxeneta tiene otro motivo más a su favor para extorsionar a las mujeres. Las chicas pueden ser denunciadas por inmigración ilegal. Cuando la chica engañada se da cuenta de que tiene que trabajar como prostituta, la proxeneta que la llevó le calma y le dice: “Aguantá un año, después ya vas a trabajar como modelo”. De ahí se desliga. Pasa a cargo de otro u otra proxeneta que le comienza a maltratar, a golpear, a amenazar, a decirle que su familia se va a enterar. Cuando se ponen más pesados amenazan con matar hasta a su familia. Ellas creen. Sufren. Lloran. Son las chicas que fueron engañadas por su propia amiga y compatriota. Yo trabajé así ocho años. Pero así también robé los documentos de las chicas, información personal sobre ellas, la forma como fueron chantajeadas. Solo de esta forma pudimos vaciar los burdeles.

 

–¿Ellas no pueden acercarse al consulado, a la embajada?

–Las chicas no saben sus derechos. Tienen miedo de acercarse a la embajada, a contar su triste realidad, a que se enteren de su experiencia. “Yo ya estoy sucia”, dicen. Aquí cerca nomás, en la triple frontera, el 80% de las rescatadas son argentinas, brasileñas y paraguayas. Se las reparte en redes pequeñas y grandes. Las grandes son las que tienen tentáculos en Europa. A las traficadas se les llama “paquete”. “Paquete 20” es una chica de 20 años. Hay diferentes códigos.

 

–No está lejos de la esclavitud de los siglos 18-19…

–De los esclavos negros pasamos a lo que es conocido como “trata de blancas”. Para no ser racistas se dice hoy “trata de personas”. Incluye todo: blancas, morenas, negras, etc. Hay que resaltar que para los traficantes es muy importante el color de piel. El precio del “paquete” depende de la edad y del color de piel del producto. Si una chica tiene 14 y es muy blanca o rubia, esa tiene buen precio. Si es un “paquete” moreno vale menos y si es negro, menos. Imagínese el desprecio que tienen por las personas. Es la esclavitud del siglo XXI. A mí y otras chicas nos trasladaron dentro de un contenedor de carga una vez. Durante el viaje murió una chica pero no abrieron el contenedor. Viajamos con el olor y todo. Es terrible cómo se traslada a la gente con documentos truchos (falsos). A veces toca viajar en contenedores por el mar. Es más fácil con documentos truchos porque es más fácil manipular a las víctimas a que no escapen.

 

–¿Cuánto tiempo pueden andar así?

–No más de 4 o 5 años. En ese tiempo se contaminan de sida, sífilis, droga, mucha cocaína, abortos clandestinos. Una chica explotada parece una vieja en cinco años.

 

–¿Qué hacen con ellas, las despiden?

–No, no. El proxeneta generalmente no les deja ir, porque cualquier chica puede animarse a denunciar. Por eso las matan. Pero no las matan con una pistola. Las matan por sobredosis. Hay que diferenciar si fue un accidente, una sobredosis o si fue un asesinato para taparle la boca porque ya no servía más. Es importante que las chicas tomen conciencia. Algunas me dicen: “Pero estar en mi casa es aburrido”. Yo les digo: “Bueno, vayan si quieren a divertirse hasta morir”.

 

–Si la Policía también está involucrada, ¿cómo se puede garantizar el combate contra estas redes criminales?

–En cualquier profesión hay corrupción. Muchas veces, cuando capacitaba policías he visto a algunos de ellos llorar porque tienen a su hijo, su hermana en Europa y no pueden hacer nada. A los países europeos no les importa. Se envía la denuncia con evidencias a Interpol pero no les impresiona, porque es información proveniente de América Latina. Se les hace de menos a ustedes. Y le cuento que los niveles de perversión son muy grandes allá. A mí me golpearon, me quemaron con cigarrillo, me cortaron. Mi cuerpo quedó muy dañado. Conste que hago deportes, artes marciales que me ayudaron muchas veces a abrirme camino entre los guardias.

 

–¿Cuántos años tiene?

–Tengo 33.

 

–¿Hay algún caso de proxenetas detenidos o sus jefes?

–Hay varios casos pero no de jefes muy altos. Hay procesados. Los juicios generalmente son cerrados. Imagínese un árbol. Los proxenetas, traficantes, rufianes, tratantes, son ramas.

 

–¿Cuándo tiene pensado venir a Paraguay?

–El próximo año creo que podría estar en Paraguay para dar charlas, conferencias, para hablar con la Policía. Muchas veces ya me ocurrió que cuando voy a un país y se publicita mi presencia, espontáneamente se me acerca la gente afectada y me da datos de la trata de personas, de chicas que están esclavizadas en burdeles. No aguanta permanecer en silencio y viene a contarme su caso. Y yo con esa información puedo ayudar a su país.

 

Fuente: ABC.COM.PY